Se inicia la música, se mira la pareja, se ponen en pie y sin cruzar palabra se dirigen a la pista se paran un instante y vuelven a mirarse a los ojos. Dos almas se han fundido en una sola y mientras el la rodea con sus brazos, ella siente que en ese momento, el mundo le rinde pleitesía y que todo lo existente y todo lo que ha existido, fue creado para que ella viviera ese momento. Se inician los pasos, no hay norma preconcebida los dos se mueven, creando música con sus cuerpos, uncidos por el éxtasis, se obra el milagro el alma de la pareja, se alimenta de grandeza y ansía que el momento transite hasta la eternidad, la música decae dulcemente y al parar detiene a los bailarines en movimiento seco pero dulce para que vuelvan a mirarse de nuevo a los ojos y comprobar con un suave escalofrío, que algo divino les impregno durante el baile.
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